miércoles, 7 de septiembre de 2016

El mes más cruel por Lale González-Cotta

Como advierte Marta Sanz en el prólogo, uno no sabe muy bien a qué atenerse con esta antología y pasa páginas con cierta desazón, sospechando que se le ha escapado algo, que se ha quedado en la corteza de sus posibilidades, que se le han entumecido las meninges y no ha sabido trascender la mera concatenación de sílabas. Paradójicamente, es dicho desconcierto el mayor atractivo de unos relatos que obligan a empinarse por encima de una lectura a ras de suelo, por más que el esfuerzo no garantice el éxito y la comprensión continúe siendo esquiva. Parecería que hubiese sido intención de la poeta y narradora madrileña jugar con el lector a las adivinanzas suspendidas en las elipsis, en la periferia del instante atrapado en la escritura. En un género tan resbaladizo como este, el gran acierto de Adón consiste en haber sabido situar al lector en mitad de unas historias que, como la que engulle a la Alicia de Lewis Carroll, parecen discurrir antes y después de que nosotros irrumpamos en ellas.

EL MES MÁS CRUEL (Abril, para quien desconozca el inicio de The waste land de Eliot) tal vez sea el relato que mejor nos pueda servir de brújula. Más concretamente, el texto de Chéjov que lo encabeza disipa un poco la turbiedad, mostrando el hilo que ensarta las catorce historias: la necesidad –y el riesgo- de un espacio personal contra la intromisión del mundo, de esa habitación propia que patentaría Virginia Woolf para la literatura venidera. Casi todos los personajes de los relatos se enfrentan al conflicto entre el individuo y su tribu, a las consecuencias del aislamiento, pero también de una afectividad no siempre exenta de deseo de dominación. En el relato titulado En materia de jardines, el mejor quizá de la antología, Sara y Olivia se debaten entre la necesidad de ignorarse o invadirse; En Genios Antiguos dos hermanos luchan por preservar su espacio frente a la injerencia del exterior; En El mes más cruel, Flora Marr, invitada durante unos días en casa de su amiga Elvira, no hace sino buscar momentos para escapar de su anfitriona, protegida (?) tras el libro que la aísla en su habitación.